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viernes, 3 de agosto de 2012

Pedro Rivera... Una Vida a la Cultura.

Dr. Gustavo García de Paredes, Rector magnífico. Vicerrectores, decanos, autoridades universitarias, profesores, escritores, poetas, músicos, actores, pintores, cineastas, compañeros, señoras, señores.
Agradezco esta distinción a las autoridades de la Universidad de Panamá. Al Consejo General Universitario, por su respaldo unánime. A los conspiradores, a Pedro Prados que tuvo la iniciativa inconsulta. A Guadalupe Córdoba Decana de Facultad de Humanidades; a los profesores de la Facultad de Humanidades; al Decano Rafael Ayala, al igual que a los profesores de la Facultad de Comunicación por su adhesión. A Margarita Pérez, a la que se le dio la responsabilidad de presidir la Comisión encargada de preparar los documentos. A Raymundo Gurdián y Gerardo Maloney, miembros de esa Comisión. Al equipo de Lino Rodríguez del Departamento de Protocolo.
También, debo agradecer al Dr. Gustavo García de Paredes por haberme garantizado el espacio que me dio la oportunidad de realizarme durante estos años como ser humano insumiso y como "Poeta de utilidad pública", al decir de Manuel Orestes Nieto.
A Aida, naturalmente. A mis padres donde quiera se encuentren.
A mis hermanos. A la clase trabajadora. A los luchadores sociales de todos los tiempos. A estudiantes que dan la cara por el país.
A mis compañeros de la generación del 58, a la que pertenezco.
A las las distintas generaciones de jóvenes creadores (escritores, poetas pintores, periodistas músicos, teatristas, ensayistas, promotores culturales) sin los cuales muchas de las cosas que se me atribuyen jamás se hubieran hecho. A Enoch Castillero, cofundador del Grupo Experimental de Cine Universitario. A Rafael Guiraud, cuyo fallecimiento este año nos conmovió a todos.
A los miembros del Grupo Experimental de Cine Universitario, de distintas generaciones, hoy diseminados por todo el país, sirviendo a la Patria, apegados a nuestros lemas históricos: "El GECU es una conducta, una manera de ser, un punto de vista sobre el Universo. O, el otro: "todo el mundo pertenece al GECU hasta que demuestre lo contrario". A ellos, a todos, también pertenece esta distinción.
Me hubiese gustado enlistar a las decenas y decenas de jóvenes creadores que a contraviento y resaca lograron que esta organización, siempre renovada, cumpla este año, el 5 de septiembre, 40 años de existencia ininterrumpida. Pero la lista sería interminable.
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Debo empezar por decirles que nací y crecí en un vecindario rodeado de pobreza. Mi familia vivía con cierta holgura en el vecindario de un país que no pasaba de 700 mil habitantes en los años 40 del siglo pasado. Por aquellos días hasta los ricos más ricos de Panamá eran pobres si se los compara con los que hoy entran limpios y salen millonarios y multimillonarios.
Preguntarse a los seis años: ¿por qué yo tengo y ellos no? Aunque parezca mentira esa percepción me dio la oportunidad de empezar a distinguir las desigualdades sociales, me permitió almacenar información que luego me serviría, en la madurez, a reflexionar en forma más compleja.
Por eso estoy convencido, hoy más que nunca que la pobreza, es un sistema articulado. Que el sistema enseña a la gente a ser pobre. Que la pobreza empobrece a los pobres y enriquece a los ricos. Qué tanto los ricos como los pobres adoptan la cultura de la pobreza como plataforma ideológica de convivio y supervivencia.
Ese mundo de micro-minorías y macro-mayorías empezó en el instante en el que un hombre vio un palo de mango y dijo: "mío". Este hombre también instruyó a otros hombres para que le enseñara al resto de los hombres que ese árbol tenía dueño. No conforme con eso, este hombre levantó una cerca alrededor del palo, contrató y armó de garrotes a otros hombres para que defendieran esa propiedad en caso de que fallara la persuasión doctrinal.
Así nació la propiedad, los sistemas de enseñanza y los instrumentos represivos.
Este es el antecedente más remoto del modelo de organización económica, ideológica y coercitiva enraizado en soportes biológicos, darwinistas, un poco desdibujados o enmascarados por esa gran justificadora que es la cultura.
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Esa es la razón por la cual no debemos olvidar que todos los actos humanos son docentes.
Para decirlo en la forma más sencilla posible:
Los presidentes educan. Los ministros educan Los diputados educan. Los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, educan. Los taxistas, educan. Los conductores de diablos rojos, educan. Los periodistas educan. Los ladrones, educan. Los criminales educan. Los narcotraficantes, educan. Los funcionarios botellas, educan. Los bien "cuidao", los" juega vivo", educan.
Un letrero que anuncia cigarrillos, educa. El anuncio de una bebida alcohólica, educa. El padre de familia que golpea a su mujer, educa La manipulación de la actividad criminal como publicidad y negocio, educa.
Es muy difícil defender a la comunidad de la influencia devastadora del cine y la televisión, o de algunos medios escritos, debido a los entronques que tienen con la sociedad de consumo.
Eso es así porque la manipulación del instinto y de las emociones (las llamadas áreas reptílicas y límbicas de los humanos) inducida según la ética del "rating", compite en forma desleal con el sistema educativo formal.
Ese es el mundo real y cambiarlo no será fácil.
Estas formas de educar constituyen el verdadero sistema educativo, las más poderosas, precisamente porque construyen la verdadera plataforma cultural de las sociedades modernas.
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Demás está agregar que lo que conocemos como escuela formal o como sistema educativo, a pesar de nosotros mismos, a pesar de nuestras buenas intenciones, están en la actualidad están dirigidos a satisfacer la demanda del desarrollo económico, factor al que se lo relaciona, en términos pragmáticos, con satisfacciones materiales y generación de empleo.
Esa es la razón por la cual algunas materias humanísticas se eliminan del pensum académico.
Estoy convencido de que esas amputaciones acrecentarán y acentuarán la crisis del hombre. Tal vez por ese camino el sistema forme buenos trabajadores, eficientes funcionarios públicos, personas que puedan construir grandes edificios, curar enfermos, manejar increíbles artefactos tecnológicos, llevar el hombre a Marte.
Pero si el hombre no se conoce a sí mismo, si no conoce su historia, si no se le enseña a reflexionar los asuntos que le conciernen como especie (sin filosofía, sin ética, sin sentido de la historia, sin sensibilidad estética) el ser humano perderá parte de su identidad y parte de su humanidad.
Lo mismo pasará si deja de considerar a lengua materna como el instrumento a través del cual los seres humanos aprenden a pensar.
No tengan ustedes la menor duda de que esta tendencia tiene la autoría y el aval de lo que en nuestro tiempo se conoce como neoliberalismo.
Digo esto porque el neoliberalismo no es, como suponemos, un proyecto económico nada más. Es una propuesta de vida, es una sub-filosofía que se sustenta en la desconstrucción de los proyectos nacionales para sustituirlos con ofertas transnacionales.
Es un proyecto de sociedad basado en la Ley de la Selva.
El "hombre nuevo" del que tanto se habló en décadas recientes, uno de cuyos mentores era el Che Guevara, jamás se fraguó. En cambio el homo neo liberalis, está en todo su apogeo.
Voy a dar un ejemplo. Hace unos días un alto funcionario del Estado dijo en una entrevista televisada que tanto él como un exministro recientemente defenestrado, amaban a este país porque les permitió hacerse millonarios. Palabras textuales.
¿Por qué no hubo eco? ¿Por qué nadie dijo nada? Nadie dijo nada porque ese argumento está dentro de la lógica del sistema.
Es por esa razón que decimos que el neoliberalismo es una enfermedad social. Es un sistema que induce al hombre a subordinar la racionalidad a los instintos, o peor, a utilizar la racionalidad para mejorar el orden sustentado en los instintos.
Es un sistema que exacerba el consumismo, la territorialidad, el egoísmo, la ambición, la depredación del medio ambiente, la corrupción, la sustitución de valores positivos por valores negativos, la degradación moral de gobernantes y gobernados, la sustitución del bien común por el bien individual, el entretenimiento como vicio, el crimen y la violencia como negocio underground, la política de los despojos enmascarada de libre empresa, la sustitución del Estado por la inversión extranjera, la subordinación de las economías locales a la banca usurera internacional, las desigualdades sociales en términos absolutos, el exterminio de las especies del planeta, incluyendo a la que pertenece.
El neoliberalismo es Ley de la selva.
Lo peor de todo esto es que vemos lo que pasa como lo más natural del mundo.
Si entendiéramos la relación entre naturaleza-sociedad-escuela sería mucho más fácil trazar estrategias educativas consecuentes, de mayor eficacia y tal vez más justas a la hora de formar, re-formar y afianzar la persona humana, victimizada hoy por los valores que propugna el neoliberalismo.
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No sé si ustedes estarán de acuerdo conmigo. Pero mi percepción es que los avances tecnológicos, si bien sirven para desarrollar la capacidad cognitiva del hombre, en un escenario neoliberal, también sirven para enajenarlo. El homo sapiens, el animal que piensa, ahora es el animal que compra. Ya no es "pienso, luego existo". Ahora es compro, luego existo.
En resumen: a la sociedad se la debe entender como el sistema educativo integral, en la cual los mecanismos especializados en transmitir, investigar y construir conocimientos (en el que la escuela tiene una limitada participación) hasta ahora sólo sirven para darle soporte a las desigualdades sociales.
La única manera de revertir esta tendencia, históricamente prefijada, es modificando el entorno social, volver al principio, es decir, a recomponer los pedazos de las utopías del siglo XX en términos más realistas.
Pero para ello es necesario entender la naturaleza humana.
En ese sentido es importante tener en consideración el factor biológico. Ignorar este factor es una de las razones por las cuales fallaron los esfuerzos encaminados a mejorar las condiciones de vida de los seres humanos.
Mientras no se entienda que el hombre es una entidad biopsicosociocultural no encontraremos el camino que nos conducirá a una sociedad más justa, incluyente, sabia e igualitaria.
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Un entorno depredador como el descrito -que es, como dije, un sistema de enseñanza aprendizaje perpetuo- no podrá enfrentarse sin escrutinios profundos; sin cultivar el juicio crítico y autocrítico; sin promover la actividad racional entre los ciudadanos; sin influir directamente sobre los actuales referentes de convivencia ciudadana.
Eso significa avanzar en términos de contracultura y contracorriente.
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Los grupos de vanguardia de las distintas generaciones, de las que sobresalen las del 19, 25, 47, 58 y 64, hicieron todo lo posible por convertir a Panamá en un mejor país. Ganamos algunas batallas, perdimos otras, habrá más en el futuro. Es inevitable.
Lo importante es que las vanguardias, que las hay en todos los tiempos, esos pequeños grupos que aprendieron, aprenden y aprenderán a vivir en las catacumbas, conservando la utopía como una llama eterna, jamás desaparezcan.
Es lo que hizo la generación a la que pertenezco.
Esta es una larga carrera de relevos. Y tal vez la frase más optimista de la que esta humanidad pueda echar manos es: hemos avanzado, la lucha continúa.

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