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jueves, 26 de mayo de 2011

Karl Otto Apel vs Enrique Dussel.


En el marco de las primeras jornadas Germano – Iberoamericana de Ética en 1985 en Buenos Aires, es donde se gesta el dialogo intercultural en torno a la ética. Pero no es hasta 1989 que se concretiza en Freiburg.
Dicho dialogo intercultural trata más que poner en disputa dos contextos diferentes, es complementar ambas partes, lo que si no podemos obviar, son las condiciones desiguales que hay entre ambas, somos la periferia Latinoamérica y ellos Europa el centro, desde esta perspectiva surgen dos puntos de partidas diferentes en torno a la Ética, el de Karl Otto Apel y la Ética del discurso y El de Enrique Dussel y la Ética de la Liberación.
Karl Otto Apel manifiesta que el señor Enrique Dussel conoce muy bien las categorías de la Ética del discurso en cambio el no conoce muy bien las de la Ética de la Liberación, ya que la Ética de la Liberación se sustenta en materia de estudio de primera mano: la miseria, pobreza, discriminación, y dependencia económica entre otras, en cambio la Ética del discurso se sustenta en categorías más abstractas - teóricas como por ejemplo: comunidad ideal de comunicación, o lo que plantea Habermas en la acción comunicativa, ambas teorías muy a la europea.
Esta comparación la hago para dejar manifiesto que en este debate el Latinoamericano tenía conocimiento pleno del pensamiento europeo y el europeo (Apel) más bien tenía un conocimiento rudimentario de la paupérrima realidad latinoamericana.
Y una de los resultados concluyentes es que a través de las conferencias que dicto Enrique Dussel sirvieran de orientación a la comunidad Europea.
De esta manera quedo establecido la necesidad de continuar el diálogo entre ambas posturas, para complementarlas, ya que el aporte punzante que hace Enrique Dussel con su Ética de la Liberación, (partiendo de Marx, Sartre, y Levinas, de Marx toma la Posición del Proletariado, de Sartre después de haber leído el prologo del libro de Fannon, los condenados de la tierra, la preocupación del tercer mundo y la pobreza, y de Levinas la Ética como responsabilidad absoluta con el otro). Es fundamental para complementar el todo de la Ética.
También no podemos dejar de mencionar la relevancia de la Ética del Discurso de Apel, que se nos presenta como una Ética macro y que es a nivel planetario, universal. Una Ética que viene desarrollándose vago la supervisión de los autores más grandes de este siglo y dignos representantes de la escuela de Fráncfort: (Karl Otto Apel y Jurgen Habermas).
Todo este debate se dio en el marco de la comunidad mundial de Filosofía: cronológicamente podemos señalar que después de Freiburg en 1989 los encuentros se dieron posteriormente en Moscú, En el XIX Congreso Mundial de Filosofía, llevado a cabo en agosto de 1993 y en ese mismo año en el IV Seminario Internacional sobre el diálogo entre la Ética del Discurso y la Filosofía de la Liberación latinoamericana, llevado a cabo en Sao Leopoldo Porto Alegre, Brasil.

Fuente:
La ética del discurso ante el desafío de la filosofía de la liberación latinoamericana / Karl Otto Apel/ Revista ISEGORIA / 11 (1995) pp. 108 – 125
La ética de la liberación ante la ética del discurso/ Enrique Dussel / Revista ISEGORIA / 13 (1996) pp. 135 – 149
Fundamentación de la ética y filosofía de la liberación / Karl Otto Apel, Enrique Dussel y Raúl Fornet B. / siglo XXI Editores, IZTAPALAPA, 199

ABDIEL A. RODRIGUEZ

Salón de profesores a las 5:30. En una tarde cultural.


la Asociación de Estudiantes de Filosofía trae a la luz Filosofía Y Sociedad, una revista que tiene la función de denunciar las contradicciones de la sociedad actual y divulgar las investigaciones que se dan en ámbito humanista, especialmente en filosofía, hemos recogido una serie de documentos inéditos de profesores que forman parte de los colaboradores como así mismo de estudiantes Panameños y de la mayoría de los países de centro América.
Esperamos contar con el apoyo del público y los docentes y estudiantes de las diferentes universidades de Panamá como también de la Comunidad Latinoamericana de Estudiantes de Filosofía.
Presentaremos la revista el 1 de junio del 2011 en el salón de profesores a las 5:30. En una tarde cultural.
Filosofía y Sociedad (F y S), debe procurar ser el foco crítico de la sociedad contemporánea panameña, como toda utopía debe transformar la realidad en un mundo justo. Analizar el estado, necesidad y desarrollo de la sociedad. Y facilitar los elementos de su ámbito de estudio.
Además F y S debe coordinar con organizaciones e instituciones con fines similares que converjan en su discurrir.

jueves, 5 de mayo de 2011

El arte de amar

I. ¿ES EL AMOR UN ARTE?
¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo.
¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una
cuestión de azar, algo con lo que uno «tropieza» si tiene suerte? Este
libro se basa en la primera premisa, si bien es indudable que la
mayoría de la gente de hoy cree en la segunda.
No se trata de que la gente piense que el amor carece de
importancia. En realidad, todos están sedientos de amor; ven
innumerables películas basadas en historias de amor felices y
desgraciadas, escuchan centenares de canciones triviales que hablan
del amor, y, sin embargo, casi nadie piensa que hay algo que
aprender acerca del amor.
Esa peculiar actitud se basa en varias premisas que, individualmente
o combinadas, tienden a sustentarla. Para la mayoría de la gente, el
problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en
amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el
problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor.
Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos,
utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan
poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia
posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser
atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etc. Existen
otras formas de hacerse atractivo, que utilizan tanto los hombres
como las mujeres, tales como tener modales agradables y
conversación interesante, ser útil, modesto, inofensivo. Muchas de
las formas de hacerse querer son iguales a las que se utilizan para
alcanzar el éxito, para «ganar amigos e influir sobre la gente». En
realidad, lo que para la mayoría de la gente de nuestra cultura
equivale a digno de ser amado es, en esencia, una mezcla de
popularidad y sex-appeal.
La segunda premisa que sustenta la actitud de que no hay nada que
aprender sobre el amor, es la suposición de que el problema del amor
es el de un objeto y no de una facultad. La gente cree que amar es
sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para
ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el
desarrollo de la sociedad moderna. Una de ellas es la profunda elección del «objeto amoroso». En la era victoriana, así como en
muchas culturas tradicionales, el amor no era generalmente una
experiencia personal espontánea que podía llevar al matrimonio. Por
el contrario, el matrimonio se efectuaba por un convenio -entre las
respectivas familias o por medio de un agente matrimonial, o también
sin la ayuda de tales intermediarios; se realizaba sobre la base de
consideraciones sociales, partiendo de la premisa de que el amor
surgiría después de concertado el matrimonio-. En las últimas
generaciones el concepto de amor romántico se ha hecho casi
universal en el mundo occidental. En los Estados Unidos de
Norteamérica, si bien no faltan consideraciones de índole
convencional, la mayoría de la gente aspira a encontrar un «amor
romántico», a tener una experiencia personal del amor que lleve
luego al matrimonio. Ese nuevo concepto de la libertad en el amor
debe haber acrecentado enormemente la importancia del objeto
frente a la de la función.
Hay en la cultura contemporánea otro rasgo característico,
estrechamente vinculado con ese factor. Toda nuestra cultura está
basada en el deseo de comprar, en la idea de un intercambio
mutuamente favorable. La felicidad del hombre moderno consiste en
la excitación de contemplar las vidrieras de los negocios, y en
comprar todo lo que pueda, ya sea al contado o a plazos. El hombre
(o la mujer) considera a la gente en una forma similar. Una mujer o un
hombre atractivos son los premios que se quiere conseguir.
«Atractivo» significa habitualmente un buen conjunto de cualidades
que son populares y por las cuales hay demanda en el mercado de la
personalidad. Las características específicas que hacen atractiva a
una persona dependen de la moda de la época, tanto física como
mentalmente. Durante los años que siguieron a la Primera Guerra
Mundial, una joven que bebía y fumaba, emprendedora y sexualmente
provocadora, resultaba atractiva; hoy en día la moda exige
más domesticidad y recato. A fines del siglo XIX y comienzos de éste,
un hombre debía ser agresivo y ambicioso -hoy tiene que ser sociable
y tolerante- para resultar atractivo. De cualquier manera, la sensación
de enamorarse sólo se desarrolla con respecto a las mercaderías
humanas que están dentro de nuestras posibilidades de intercambio.
Quiero hacer un buen negocio; el objeto debe ser deseable desde el
punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle
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deseable, teniendo en cuenta mis valores y potencialidades manifiestas
y ocultas. De ese modo, dos personas se enamoran cuando
sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado,
dentro de los límites impuestos por sus propios valores de
intercambio. Lo mismo que cuando se compran bienes raíces, suele
ocurrir que las potencialidades ocultas susceptibles de desarrollo
desempeñan un papel de considerable importancia en tal transacción.
En una cultura en la que prevalece la orientación mercantil y en la
que el éxito material constituye el valor predominante, no hay en
realidad motivos para sorprenderse de que las relaciones amorosas
humanas sigan el mismo esquema de intercambio que gobierna el
mercado de bienes y de trabajo.
El tercer error que lleva a suponer que no hay nada que aprender
sobre el amor, radica en la confusión entre la experiencia inicial del
"enamorarse" y la situación permanente de estar enamorado, o,
mejor dicho, de «permanecer» enamorado. Si dos personas que son
desconocidas la una para la otra, como lo somos todos, dejan caer de
pronto la barrera que las separa, y se sienten cercanas, se sienten
uno, ese momento de unidad constituye uno de los más estimulantes
y excitantes de la vida. Y resulta aún más maravilloso y milagroso
para aquellas personas que han vivido encerradas, aisladas, sin
amor. Ese milagro de súbita intimidad suele verse facilitado si se
combina o inicia con la atracción sexual y su consumación. Sin
embargo, tal tipo de amor es, por su misma naturaleza, poco
duradero. Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad
pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su
antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por
matar lo que pueda quedar de la excitación inicial. No obstante, al
comienzo no saben todo esto: en realidad, consideran la intensidad
del apasionamiento, ese estar «locos» el uno por el otro, como una
prueba de la intensidad de su amor, cuando sólo muestra el grado de
su soledad anterior.
Erich Fromm
Extracto del capitulo I