“El cine es un arte impuro. Es el arte de más,
parasitario e inconstante. Pero su fuerza de arte contemporáneo es justamente
la de dar idea, en el momento que dura un pase, de la impureza de toda idea”.
Alain Badiou.
Pensar en el cine
desde su concepción hasta hoy día, representa un asunto complejo en sí, su
camino no es el de la singularidad o simpleza que denota un tema específico,
sino un camino que se bifurca por diversos e incontables parajes o senderos
incontables.
Luego de la
Segunda Guerra Mundial, surge en el panorama visual, representado por el arte cinematográfico,
diversas formas de expresión cuyo contenido esencial es la inagotable apuesta a
la innovación, esto tal vez represente una paradoja perceptible y es que así
mismo como innova, así mismo se envejece. No pretendo en este escrito, entrar
en detalles de las características propias de la realización e intención de un
film (aspecto económico, político, cultural y demás) sino más bien abordar sus
características propias.
La fortaleza que
se sostiene en la primacía de las ideas, en cuanto a su concepción, resulta del
todo… más que interesante, es el traspaso de la concepción única del sujeto que
la piensa para luego hacerla imagen,
representa una superación de lo
inconcebible, que más que atraer la fascinación, es una particularidad que
implica la capacidad de razonamiento y creatividad, que se traduce en diversos conceptos.
Tiene el cine una capacidad de fortaleza que se haya en la pluralidad de
recursos, que solo en sí mismo como un arte se permite y a su vez puede entrar en las posibilidades.
Con la gran ventaja
de lenguajes que le son propios como: Las
imágenes, las palabras, la música, el color, los sonidos, y también la forma de
mezclar las imágenes, la posición de los actores, etc. etc. El cine se
posibilita y es portador de las diversas formas del imaginario, que puede
resultar tan banal o una gran plataforma de cambios sucesivos.
Es el cine: Una
constante utilización de recursos que se barajean dependiendo de las
intenciones del director o productores a cargo. Bien señalaría Badiou en caracterizar el séptimo arte
como la operación sustractiva de todas las artes, en donde el séptimo arte no
se agrega a la lista de las otras seis artes en el mismo plano, sino más bien
las implica. “Opera sobre ellas, a partir de ellas, por un movimiento que las
sustrae a sí mismas”.
Esta sustracción
de las artes a una sola, representa la
imposibilidad de movimientos dentro de las mismas artes con las otras, en donde
es difícil el enlace o movimiento entre ellas. Cada una se centra en su
dimensión y representación, de acuerdo a su capacidad simbólica e interacción
con el sujeto que por medio de sus sentidos las percibe. Cada arte en sí, se
expresa con sus propias facultades y características que le son propias. No hay
una relación o conexión entre ellas y resultaría imposible el movimiento entre
una y la otra; como señalaría Badiou: “Ninguna pintura se cambiará jamás en música, ninguna danza en poema”. Precisamente el cine es el que logra
hacer de esta imposibilidad lo posible, sería una especie de parásito según Badiou que se alimenta de las otras,
haciendo de este arte el más impuro o
el que más se remite a la imaginación. Es posible en cuanto una obra literaria
se hace visual, una composición musical se representa, una pintura se sustrae
en imágenes, el teatro que como diría Lorca: “Es la poesía que se levanta del
libro y se hace humana”…es posible representarla en el cine; las utilizaciones
de las danzas, obras arquitectónicas ya sean imaginadas y/o representadas, las
esculturas, en fin toda se sustraen al cine.
Dicho de otra
forma es el cine una ventaja o acercamiento de lo imposible, pero desde un
punto de vista crítico, puede representar tanto una muestra negativa como
positiva, en la medida que así mismo como se polariza en la muestra de las realidades
sociales o lo artístico, podría proponer diversas nuevas formas de
percepciones del mundo actual, como
agente de cambios que no solo demuestren, sino que su medida sea la de
aportación y virajes en las tradiciones visuales o la posibilidad de introducir
o crear rupturas dentro del cine.
Históricamente el
cine ha desempeñado un rol potente en las representaciones de ideas, sucesos,
intenciones de entretenimiento y claro está: que es políticamente fuerte. Muy
utilizado por la Alemania Nazi, la Rusia de la post guerra y las innumerables
intenciones comerciales norteamericana, que muchas veces lejos de entretener,
implementan desde modas hasta forma de pensar o percibir el entorno. La
fortaleza del cine es única en su cualidad y
sería un enorme vehículo en las diversas formas de las reflexiones en
torno a lo social y la posibilidad de brindar cambios que urgen en las
transformaciones tanto como individuo como en su conjunto.
J.Escobar.