El animismo es, para
decirlo sin gran precisión, aquella creencia en que todos los objetos están dotados
de vida (o alma), incluso aquellos objetos que habitualmente consideramos como
inanimados, como por ejemplo un vaso, una roca, un poste de luz, entre otros.
Como sabemos, toda
creencia puede ser expresada mediante proposiciones que a su vez pertenecen a
un lenguaje, en consecuencia, el animismo puede ser expresado mediante el
lenguaje. Es decir, hay un uso animista del lenguaje.
El uso animista del
lenguaje lo encontramos comúnmente en lenguaje poético, siendo este no sólo característico
del lenguaje poético, además hace que un poema se considere estéticamente bello.
Ejemplo de lo señalado, el poema
Nocturnos de la Ventana de García Lorca (1898 – 1936) cuando dice: “Los
instantes heridos por el reloj… pasaban”, es notable el uso animista del
lenguaje esta frase, sólo hay que preguntarse ¿Puede herirse a un instante?, es
evidente que a una abstracción como lo es un instante se le ha dotado de vida,
otro ejemplo, es el poema 8 de Neruda (1904 – 1973), cuando dice : “El viento
del mar caza errantes gaviotas”, ¿Puede el viento cazar? como último ejemplo,
el poema La Serenata India de Shelley (1792 – 1822) cuando dice: “Los aires
vagabundos desmayan sobre lo oscuro”.
El lector puede preguntarse y… ¿Cuál es el
problema?, el problema radica en que existe una estrecha relación entre el
lenguaje y pensamiento, al grado que muchos creen que de acuerdo a como usas el
lenguaje así mismo se piensa. La relación entre el lenguaje y pensamiento es
muy estudiada por las neurociencias, por ejemplo, es un acuerdo entre los psicólogos
que en el proceso de creación de conceptos tiene mucho que ver con el lenguaje,
es decir, creamos conceptos para clasificar u ordenar la información que nos
viene del exterior, creamos un lenguaje no solo para expresar dichos conceptos,
sino que la creación de un concepto presupone la posesión un lenguaje.
Con lo anterior, quiero
que se entienda que cuando se usa el lenguaje animísticamente, también puede
pensarse animísticamente, es decir, se puede llegar a creer y pensar que
incluso los objetos ordinariamente considerados como inanimados, poseen vida (anima),
lo cual sería tanto como pensar de forma alienada.
Para ver esto más
claro, usemos el ejemplo anterior del titular del periódico La Estrella: “Suben
20 alimentos de la canasta básica”, lo que el titular debe decir es que es: “aumentan
el precio de 20 productos alimenticios de la canasta básica”. El titular original
le otorga vida a “20 alimentos” que ‘suben’, como si ellos pudieran moverse y
aumentar su valor por sí mismos, lo cual no es cierto, encubriendo lo que en
realidad ocurre, que hay personas que aumentan el precio y se benefician de
ello. El problema de usar el lenguaje animísticamente, es que el lenguaje puede velarnos, cubrir o atenuar lo que acaece.
Por F.E.V
Por F.E.V