En esta edición, como poema del mes hemos escogido "Un sueño", de la poeta parisina, Sully Prudhomme, ganadora del premio Novel de literatura en 1901. No sólo el lirismo y la melancolía que se refleja en este poema fueron motivos para ser escogido este mes, además toca un profundo e inquietante asunto:la muerte. La muerte es un asunto siempre presente a lo largo de la historia del pensamiento, es decir; al hombre siempre le inquietará la muerte, pero como bien dijo el maestro Epicuro: "La muerte es una quimera: porque mientras yo existo,no existe la muerte;y cuando existe la muerte, ya no existo yo." En ese sentido, la muerte simplemente no importa. Pensamos que este poema refleja esto muy bien, pues son los muertos los que reflexionan sobre la vida, sobre su vida, pues , al contrario de la muerte, el vivir es lo que cuenta y contará.
Un sueño
donde sueñan todos mis antepasados.
Dijeron: «La pesada noche parece estremecerse.
¿Será que se aproxima una antorcha,
señal de la nueva era que espera nuestro eterno hastío?»
«No dijo mi padre, es el niño; ya os había hablado de él.
«Aún estaba en la cuna. Ignora si llega a nosotros
joven o cargado de años.
Mis cabellos son rubios todavía.
Tal vez los tuyos estén ya blancos, hijo mío.»
«No, padre. Caí pronto vencido, en el camino de la vida,
sin que mi alma se hubiera saciado aún.
Muero, y todavía no he vivido.»
«Esperaba tener a tu madre a mi lado.
¡La estoy oyendo gemir allá arriba!
Ha llorado tanto sobre mi losa
que sus lágrimas han llegado a mis labios.
«Tras muy largos amores, nuestra unión fue muy corta;
todas sus gracias están ya marchitas...
La reconoceré siempre.
«Mi hija conoció mi rostro. ¿Se acuerda de él?
Ella ha cambiado. Háblame de su matrimonio y de mis nietos.»
«Tan solo tienes uno.» «Pero ¿y tú?,
¿no tienes familia también? Cuando se muere joven
es porque se ama. ¿Qué echarás de menos aquí?
«He dejado a mi madre y a mi hermana
y los hermosos libros que leí. No tienes nuera, padre.
Una vez lastimaron mi corazón y ya no he vuelto a amar.»
Cuenta el número de tus antepasados,
besa sus frentes desconocidas y ven a hacer tu lecho aquí,
en la sombra, junto a los últimos que llegaron.
«No llores; duerme en la arcilla,
en espera del despertar supremo.»
«¡Oh, padre mío! ¡Es tan difícil no acordarse del sol!»"
donde sueñan todos mis antepasados. Dijeron: «La pesada noche parece estremecerse. ¿Será que se aproxima una antorcha, señal de la nueva era que espera nuestro eterno hastío?» «No dijo mi padre, es el niño; ya os había hablado de él. «Aún estaba en la cuna. Ignora si llega a nosotros joven o cargado de años. Mis cabellos son rubios todavía. Tal vez los tuyos estén ya blancos, hijo mío.»
«No, padre. Caí pronto vencido, en el camino de la vida, sin que mi alma se hubiera saciado aún. Muero, y todavía no he vivido.»
«Esperaba tener a tu madre a mi lado. ¡La estoy oyendo gemir allá arriba! Ha llorado tanto sobre mi losa que sus lágrimas han llegado a mis labios. «Tras muy largos amores, nuestra unión fue muy corta; todas sus gracias están ya marchitas... La reconoceré siempre.
«Mi hija conoció mi rostro. ¿Se acuerda de él? Ella ha cambiado. Háblame de su matrimonio y de mis nietos.»
«Tan solo tienes uno.» «Pero ¿y tú?, ¿no tienes familia también? Cuando se muere joven es porque se ama. ¿Qué echarás de menos aquí?
«He dejado a mi madre y a mi hermana y los hermosos libros que leí. No tienes nuera, padre. Una vez lastimaron mi corazón y ya no he vuelto a amar.»
Cuenta el número de tus antepasados, besa sus frentes desconocidas y ven a hacer tu lecho aquí, en la sombra, junto a los últimos que llegaron. «No llores; duerme en la arcilla, en espera del despertar supremo.» «¡Oh, padre mío! ¡Es tan difícil no acordarse del sol!»" "
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